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Escribió un conmovedor ensayo sobre el día en que asesinaron al padre y la becaron en Harvard



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Rocío Eiriz, una joven estudiante de la localidad de José C. Paz, superó un riguroso proceso de admisión para entrar a la universidad. Según contó, para ello fue clave un texto reflexivo que presentó sobre la fecha en que mataron al padre. Más de seis años después, los acusados por el homicidio están en libertad y su familia sigue reclamando justicia.

Para la joven, el 8 de octubre es una fecha especial. De hecho, ése es el título que eligió para el ensayo que le permitió ingresar y recibir una beca total para estudiar en Harvard.

Con 18 años, en agosto del año pasado, Rocío empezó a cursar el primer semestre y dejó su localidad para mudarse a su habitación en el campus, en Estados Unidos. Allí tienen un primer año de orientación, donde eligen materias más bien generalistas. Aún le queda cursar el segundo semestre para recién después pasar a elegir la carrera, que en su caso será Economía.

Rocío escribió un conmovedor ensayo sobre el día en que asesinaron al padre y la becaron en Harvard

Según detalla diario Infobae, el camino hasta la Universidad de Harvard no fue fácil. Recibió una primera beca de la red EducationUSA, que le cubrió los costos de los exámenes que debía rendir, la traducción de los documentos que tuvo que presentar y el asesoramiento para las entrevistas. Durante el último de la secundaria, la joven argentina estuvo abocada a su proceso de admisión.

Rocío asegura que “desde muy chica quería estudiar afuera, tener una experiencia universitaria muy distinta a lo que conocemos: una vida dentro del campus, con compañeros de todos lados. Sabía que era difícil, pero creía que lo iba a lograr. Hice todo el esfuerzo para tener la posibilidad”, dijo en diálogo con el diario desde la ciudad de Boston.

Su rutina y sus relaciones personales se entremezclan en el campus. Estudia con los mismos compañeros con los que convive los siete días de la semana, con lo que almuerza o pasa su tiempo libre. “Siempre estoy metida en la vida universitaria”, dice.

En Harvard hay solo tres argentinos que, tras terminar la secundaria en el país, emigraron para hacer la carrera de grado. El proceso de admisión es riguroso y el filtro, muy grande. En cuanto a los ensayos, se les pide a los postulantes que presenten textos de 600 palabras que los describa a través de vivencias personales; una suerte de autorretrato a partir de experiencias.

“Cuando me senté a escribir, puse lo que me fue saliendo en ese momento. Sabía que ‘ése’ (el hecho trágico que marcó toda su vida) era el tema del que debía escribir. No había nada que me describiera más”, comentó la estudiante.

El 8 de octubre, el día del cumpleaños de su madre, de un compañero y de la profesora, mataron a su padre. Fue en el año 2013. Gabriel Eiriz llegó de noche a su casa en La Lonja, en Pilar, cuando dos personas lo esperaban escondidas cuando fue a cerrar el portón y le pegaron un tiro en la cabeza que lo mató en el acto. Unos días antes, había denunciado que hacían fiestas clandestinas en quintas aledañas e incluso había revelado amenazas de muerte de parte de una agente de la Policía Federal.

Rocío tenía apenas 12 años cuando su padre fue asesinado. Sus dos hermanos menores, Tadiel y Yago, apenas 7 y 8. “Fue algo completamente inesperado; diría que inentendible. Sigue siendo incomprensible hasta el día de hoy -confiesa-. Pasaron más de seis años y aun no hay justicia. Estoy muy orgullosa de contar el esfuerzo que hace mi familia para que se siga investigando, porque cada esfuerzo implica revivir la situación y eso duele muchísimo”.

El 28 de marzo de 2019 supo que había sido admitida en Harvard y que recibiría una beca total. Ya en la universidad, tuvo acceso a parte de su “admission file”, el archivo donde discutieron su solicitud, y descubrió que, además de su promedio de 9,10 en la secundaria, de su rendimiento en los exámenes de inglés y la buena imagen que dejó en las entrevistas, una de las llaves de su ingreso había sido ese texto a corazón abierto.

El texto de Rocío

8 de octubre

“Hay una fecha que siempre parece seguirme. Técnicamente, el 8 de octubre sólo viene una vez al año, como el 21 de marzo o incluso el 10 de enero. Tampoco está escondido en algún lugar inesperado del calendario, está justo ahí entre el 7 y el 9 de octubre. Aún así, a veces siento que está en todas partes.

La ´Avenida 8 de Octubre´es lo primero que veo al entrar a Montevideo después de un largo viaje de siete horas en auto. He hecho este viaje tantas veces que me siento como en casa. Estar expuesto desde muy joven y durante toda mi vida a los matices entre dos países diferentes despertó mi interés por la comunicación internacional. Sin embargo, extrañamente, ser medio uruguaya me hace sentir más argentina. Después de girar a la izquierda, estoy en el hospital donde, un 8 de octubre de hace cuarenta y cinco años, nació mi madre. El 8 de octubre es un día de comienzos.

Durante mi infancia, tuve que perderme muchas de las fiestas de cumpleaños de mi compañero de clase Thomas, ya que estaba festejando los cumpleaños de mi madre. Casualmente, Thomas también compartió su cumpleaños, el 8 de octubre, con otro de nuestros amigos. El 8 de octubre de 2012, mi profesora de inglés trajo una torta de cumpleaños para compartir con Thomas y el resto de la clase. Empecé a observar que era una fecha memorable: resultó ser el cumpleaños de ella también. El 8 de octubre es un día de festejo.

Desde entonces, Thomas se ha mudado. Sin embargo, casi una década entera después, la mayoría de esos 23 chicos siguen conmigo 9 horas al día, 5 días a la semana. A lo largo de los años, no sólo me han llamado amiga, sino también en broma “mamá”, “profesor” o incluso “Messi”, como hacemos acá en Argentina en honor a quien llamamos el mejor jugador de fútbol del mundo. Este último suele venir después de recibir mis apuntes de clase para estudiar para los exámenes. A medida que la escuela primaria se convirtió en secundaria, nuestra clase creció hasta convertirse en nuestra familia. Como “la mamá”, un papel que me gané por ser la más responsable y la que vela por el éxito de todos, soy a quien pueden acudir en busca de ayuda; desde descifrar la filosofía trascendental de Kant hasta elaborar una reacción redox aparentemente imposible a la 1 de la madrugada, o simplemente algún consejo personal.

Recuerdo el 8 de octubre de 2012 a menudo. Eso es porque exactamente un año después de esa fecha fue el día de la muerte de mi padre. Inesperado. Incomprensible. Aplastante. Estaba llena de más preguntas que respuestas, con más dolor que lecciones, con más injusticia que legalidad. El 8 de octubre es un día de finales.

Pero también ese día comenzó una pelea sostenida por mí, mi abuela, mi tío, incluso por mis hermanos menores, que quedaron sin su padre a los 7 y 8 años. Es duro, largo, desgarrador, agotador, pero sin embargo vale la pena luchar. Una lucha por la justicia por una vida que nos fue arrebatada deliberadamente y sin piedad. El 8 de octubre es un día para la resistencia.

Cuando el 8 de octubre finalmente llega cada año -sorprendentemente, no más de una vez- intento tratarlo como un día ordinario. Recuerdo vívidamente el año pasado como lo pasé alentando a mi amiga para que ganara su torneo de tenis. Simultáneamente, sin embargo, estaba recordando, cuestionando, reflexionando. Recuerdo otros cuando me quedé sin dormir tratando de darle sentido a la situación sólo para darme cuenta de que el sentido es precisamente lo que le falta. Esta fecha, entonces, es para mí tanto un día de pérdida como de crecimiento. El 8 de octubre es un día de reflexión.

Muchos 8 de octubre me han moldeado. Otros parecen estar a mi alrededor todo el tiempo: cuando abro un libro de historia, cuando recibo una notificación de Facebook, cuando busco en la página de Wikipedia un jugador del rival de mi equipo de fútbol. Muchos más están por venir. No puedo evitar preguntarme dónde estaré en el próximo”.

Más de seis años pidiendo justicia

Desde el 8 de octubre de 2013, pasaron ya más de seis años. Todavía la investigación no pudo dar con los autores materiales del crimen. En la causa hay tres imputados, todos ellos en libertad.


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