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Equipos interdisciplinarios: clave para innovar en la escuela



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En el segundo encuentro de nuestro ciclo de entrevistas en vivo por Instagram conversamos con Ricardo Castro, Magister en Ciencias de la Educación y director ejecutivo de Legamaster Latam, quien puso el foco en la interesante oportunidad que tenemos en estos momentos en la Argentina para innovar en las instituciones educativas, en medio de la crisis por la pandemia de Coronavirus que nos obligó a permanecer en aislamiento y sin clases presenciales.

¿Qué es la innovación en la escuela?

“Innovar nos remite a cambios. Hacer algo de una forma diferente, que sea positivo en el aspecto pedagógico y que perdure en el tiempo. De lo contrario, empezamos a confundir innovación con novedad, que es algo más transitorio. La característica transformacional es la clave”.

– ¿Es un buen momento para innovar? ¿Existe el momento ideal?

“Todos los momentos son buenos. Una innovación conlleva un proceso y en términos escolares son procesos de 3 a 5 años. Uno tiene que pensar que va a diseñar un proceso que recién después va a dar resultados. Algunos momentos son óptimos para trabajar en los procesos de cambio. En las crisis uno puede esconderse o aprovechar la oportunidad para innovar. En este momento, una de las situaciones más claras es que a los chicos los sacamos de la escuela. Eso nos lleva a repensar todo lo que hicimos en términos de tecnología y pedagogía para ver cómo continuar la formación de los chicos. Es sin duda una oportunidad interesantísima.

¿La tecnología es el medio para innovar?

 Mucha gente confunde las aplicaciones que usan Internet con Internet mismo, que es una herramienta que sirve para transmitir datos, imágenes, voz, y encima de ella se montan distintas aplicaciones. Debemos hacer esa misma analogía: considerar a la tecnología como medio para desarrollar alguna estrategia innovadora que se valga de ella”.  

– ¿Por qué las autoridades y directivos de los colegios esperaron tantos años para aprovechar esa herramienta?

“Creo que hay un gran componente de desconocimiento; tratamos de evitar espacios donde no conocemos con certidumbre dónde estamos pisando. Se optó más por llenar a la escuela de equipos (confundimos herramienta con fines) y pensamos poco en las estrategias, sin generalizar.  Hay muchas escuelas que están trabajando muy bien, que fueron incorporando recursos en la medida en que los estaban usando. 

Hace muchos años, cuando empecé a dar vueltas en el mercado educativo de tecnología, en las charlas los directivos me preguntaban qué haría si tuviera que elegir una sola cosa para innovar y les decía que trabajaría en una muy buena conexión de internet porque estaba seguro de que todo iba a venir por Internet en el futuro, y en un campus propio, porque muchas cosas se iban a tramitar en mi propio espacio. Muy pocos lo hicieron. Siguieron poniendo computadoras o proyectores, quizá porque es más visible y demuestra que el colegio está haciendo algo; sin embargo, de esa forma lo que están haciendo es lo mismo que antes pero con computadoras o proyectores.  Es una situación muy parecida a la que se está viviendo hoy. Muchos colegios lo único que empezaron a implementar es la clase en forma remota para hacer exactamente lo que hacían antes; eso no es innovar sino sustituir un servicio por otro y la oportunidad es para hacer algo distinto”.

– Uno de los principales enemigos es el desconocimiento y el miedo a lo novedoso…

“Sí, a probar, a fracasar. A veces en algunos colegios los directores no quieren reconocer lo que no saben, en una estrategia desconocida, y prefieren ir por terreno seguro.

En este contexto, actualmente hay padres y madres alienados tratando de ayudar a los chicos son sus deberes cuando podría ser distinto. Podría pensarse algo diferente de cara al futuro. La pandemia está abriéndonos los ojos, pero podría volver a pasar y ser peor”.

¿Qué podés contarnos sobre las plataformas virtuales? 

“Mucha gente confunde vehículo con mensaje. Plataforma es un vehículo donde puedo compartir información o hacer algún trabajo colaborativo. Google es una plataforma, pero tiene apps corriendo sobre ella. Existe cierta picardía de las editoriales que trabajan sobre el concepto de biblioteca digitales y la presentan como plataforma de trabajo. Es un vehículo donde se pueden compartir cosas. El uso depende del estado en el que está cada colegio. Hay un emergente que hay que resolver ahora: los chicos están fuera del colegio y las instituciones están tratando de resolverlo como pueden, pero todas deberían armar equipos de trabajo por si esto se vuelve común.

Una cosa distinta a proponer serían estrategias didácticas diferentes: una estrategia de pensamiento visible, de clase invertida. Se trata de elegir como plataforma un vehículo colectivo y ver luego qué aplicaciones puedo correr arriba para que los alumnos puedan aprender”.

¿Sirve la tecnología para generar calidad y equidad educativa?

“Es un facilitador de esas cosas. Creo que con tecnología se pueden hacer muchas cosas que antes, sin ella, daban, más trabajo. Facilita y da acceso a contenidos de calidad a personas que antes no podían tenerlo”.

– ¿Cómo sería la fórmula exitosa para la innovación que deberían contemplar las instituciones educativas?

Lo primero es armar en el colegio un equipo interdisciplinario de innovación permanente que algunas instituciones ya tienen, que cuente con especialistas en didáctica, informática, comunicación, donde los directivos participen activamente tanto como aprendices como para guiar al equipo y que éste vaya definiendo los objetivos en términos pedagógicos. Armado ese equipo, la cuestión después pasa por un tema de objetivos y liderazgo”.

– ¿Cuáles son las fortalezas y debilidades de la enseñanza en línea?

“Las fortalezas serían llevar adelante todas esas estrategias que ponen al alumno en el lugar central, personalizar más la educación. Se puede recurrir a la inteligencia artificial que viene en muchas aplicaciones y en motores de trabajo de las plataformas para ir evaluando el estado de aprendizaje de los alumnos de una forma prácticamente individual, lo que es muy difícil de hacer en una clase presencial.  Es lo que menos veo que están usando hoy, pero entiendo que esto los tomó por sorpresa a todos.

Lo que creo que es una debilidad es tratar de sustituir la clase presencial. Nada sustituye a la empatía que tenés con el docente, lo que éste inspira, que vaya viendo la dificultad de aprendizaje y corrigiéndola. Lo ideal sería ponerse a trabajar y pensar que si esto dura mucho en algún momento empezaremos a cambiar de a poco y si dura poco estaremos preparados para hacer cambios más permanentes.  Lo que sea que implementemos que es innovador queda para siempre porque mejora.

Hay una oportunidad extraordinaria para transformar las escuelas y para los líderes, para ajustar sus estilos de liderazgo”.

Ricardo Castro magister en Ciencias de la Educación con orientación en gestión y especializado en educación por la Universidad de San Andrés. Es ingeniero Industrial y especialista en Tecnologías, director ejecutivo en Legamaster Latam.


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